El primer día estaba expectante, realmente no sabía que podíamos realizar en la clase de música, y sinceramente decir cual fue mi primera impresión me resulta difícil. Por un lado sentía que me iba a gustar, pero por otro sentía un poco de miedo, puesto que llevaba mucho tiempo sin hacer nada parecido. Y cuando me enteré que una de las cosas más importantes era aprender a cantar, pensé ¡Tierra tragamé! Cantar yo, si hay alguien que cante mal en el mundo esa soy yo, y eso no era lo peor, sino que había que cantar en público, delante de todos tus nuevos compañeros.
Pasada la presentación empezaron las clases, los primeros días reconozco que me resultaron un poco desconcertantes, hacíamos muchas cosas que yo no encontraba el sentido, andar por la clase, realizar ruidos raros…suponía que todo eso tenía un significado, un significado que encontré después. Pero lo mejor que me pasó en esos días fue darme cuenta que no estaba sola, que el miedo que yo sentía a la hora de cantar, también lo sentían muchas de mis compañeras, cuarenta y pico personas cantando y apenas se nos oía.
Creo que en ese momento nos dimos cuenta que había mucho por hacer, pero bueno, teníamos un año por delante, y dicen que querer es poder, ¿no?
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